viernes, mayo 19, 2006

Consciente, sin corregir

Sí, comienzo a conocerme mejor. Hay cosas tontas que me gustan. Clasificar las cosas. Miro, veo, analizo, clasifico. Me gusta sacar los cubiertos del lavavajillas, cuando no queda más remedio. Cojo todos los tenedores, los coloco en el sitio de los tenedores. Cojo todos los cuchillos, con cuidado para no clavarme nada, y los coloco en el sitio de los cuchillos. Las cucharillas, ídem.
Cuando era pequeño no tuve muchos juegos de esos que ahora llaman "educativos". Tonterías. Lego, Educa, etc. Me limité a aprender a leer prontísimo y a escuchar música. Pero conforme he ido creciendo me he dado cuenta de que los juegos de niños estos de clasificación de figuras por su forma me gustan. El plastiquito con forma de estrella, se mete por el hueco con forma de estrella. El que tiene forma de cuadrado, por el hueco cuadrado. Me encantan, no lo puedo evitar.
Es algo cerebral, pero lo hago con las personas. Conozco, analizo, clasifico. Generalizo, lo sé. Pero me da igual. Creo que tengo bastante razón.
Hay tipos y tipos de personas: La mayoría dedica su adolescencia a hacer el tonto. A lo que comúnmente se considera "hacer el tonto". "No, eso cuando tenía 17 años, ya sabes, se hacen unas tonterías...". Por otro lado, están los que en esas edades no hacían tonterías. Los primeros achacan a los segundos haber desperdiciado "los mejores años de la vida". Los segundos no saben, no contestan, se arrepienten, quieren volver atrás. También los hay que aceptan cómo son, sin más. Los hay que son adultos desde que tienen uso de razón. No se "divierten" cuando "están en la edad de hacer tonterías". Son demasiado conscientes de sí mismos.
Los hay que se arrepienten e intentan cambiar. También los hay que se aceptan como son. Como son.
Los hay que se dedican a vivir, hacia fuera. Van haciendo lo que se supone que se tiene que hacer, por edades, sin pararse a pensar, siguen a la mayoría. Adolescencia, escarceos sexuales, borracheras, rebeldía. Universidad, más de lo mismo, aunque a otros niveles. Exaltación de la amistad. Trabajo. Pareja estable. Hijos, prontísimo. No miran atrás, ¿nostalgia?, no, gracias... Y si la tienen, es durante unos minutos. El cerebro no les da para otra cosa. O sí, pero tiran para adelante. Viven para fuera. No saben vivir para dentro.
Tal vez sean los más afortunados. No lo sé.
Los hay que viven para dentro. Siempre pensando. Analizando. Conscientes, siempre, de dónde se encuentran. Conscientes de que en la nostalgia está su vida. Probablemente tendrán hijos más tarde, si los tienen. Probablemente trabajarán más tarde, si lo hacen. Viven para vivir, viven para trabajar, pero de otra manera. Éstos no trabajan para vivir. El árbol de la ciencia vs el árbol del bien y del mal. Seguro que son más infelices que los demás. Son los menos. Son minoría. Son distintos, extraños dentro de la mayoría, se cuestionan más cosas, más tiempo, llevan una doble vida, hacia afuera, porque no hay más remedio, pero la mayor parte de su vida es para dentro.

Gracias a W por la inspiración.