jueves, julio 13, 2006

La extraña pareja

Baja la pareja, y bordea la piscina hasta colocarse cerca de mí. Ella, con un culotte que estoy seguro que encuentra súper sensual; él, con un bañador que seguro que ha heredado de su abuelo, con el pelo canoso en plan anuncio "Just for men" y con uno de los cuerpos más desgarbados que me he echado a la cara en mucho tiempo. Además, lleva escrito en la cara "soy probablemente uno de los tíos más aburridos de este Hemisferio".
Nada más llegar, él se queja de la cantidad de objetos que flotan en la piscina. Mi cabeza se gira y comprueba que hay un rulo y una pelota de goma. Mi cabeza se vuelve a girar y continúa observando. Llevan 3 minutos en la piscina y aún no se han tocado. Ella coge sus gafas Speedo y comienza a bajar por la escalerilla. Más o menos un minuto por escalón. Sin ducharse. Me da asco. Él comienza a realizar una serie de ejercicios que espero que no sean de estiramiento antes de meterse en el agua.
5 minutos después, ella está totalmente sumergida. Comienza a hacer largos con parsimonia. Él, efectivamente, y ante mi estupor, está ejercitando su cuerpo lechoso. Movimientos rotatorios de cabeza. Movimientos rotatorios de brazo. Ahora baja todo el tronco, intenta tocarse las puntas de los pies con los dedos de la mano. Otro intento. Brazos en jarras. Para un lado, para otro. Miro a mi alrededor. ¿A nadie más le parece la cosa más ridícula del día? ¿Un tipo que se cree que está en una comuna new age?
Tal vez soy muy evidente, con mi vista clavada en el tipo y con una media sonrisa, y me hago el longuis. Me voy al agua, previo paso por la ducha, como dios manda. Doy un par de largos y vuelvo a salir. Para entonces, él ya está dando largos con un estilo que se podría definir como particular. Ella le espera en el otro extremo de la piscina. Se encuentran, pero no se tocan. Se hablan. Ella le corrige el estilo de nado. Se hace más así, no tan así. Él asiente, muy serio, y vuelve a partir. Ella lo mira mientras hace otros dos largos, pero no como se mira a una pareja: mira qué guapo, qué orgulloso estoy de ella, qué ganas de tocarle el culo, de abrazarla... No, no, parece que esté pensando... Caramba, está progresando un montón, cada día tiene un estilo más depurado.
Y no puedo evitar imaginármelos en la cama, él empujando, ella calibrando el asunto, terminando, sin gritos demasiado paroxísticos, él se aparta de ella, y ella le empieza a corregir: El ángulo de penetración ha de ser más tirando a 95º, para que el esperma llegue con más claridad al cuello del útero. Si me la metes como ahora acabas de hacer, se encontrará con barreras físicas que harán más complicado, por no decir imposible, que me quede encinta. Creo que te podría ayudar si cambiáramos la postura a la 54 c del libro que te regaló mi madre. ¿Qué te parece, churri?