lunes, agosto 14, 2006

Otro nivel

Durante un tiempo, piensas que no puedes estar mejor. Que no hay nada que cambiar. Que tu vida es la que has planeado tú, y que por eso nada ha fallado. Porque tú, como tus decisiones, eres infalible. Ni sientes ni padeces.
El autoengaño continúa, quemándote con madrugones que no te conducen a nada, con horas vestido de blanco, con personas a tu lado que te conducen de manera plana, insípida, monótona.
No es lo que quieres... ¿No?
En tu fuero interno sabes que eso no se puede prolongar demasiado. No te ves pegado una vida a lo de ahora.
Es difícil.
El primer paso lo das, y siempre es traumático. Escondes la cabeza debajo del ala. Probablemente no sepas manejar situaciones comprometidas. Tal vez durante el resto de tu vida sea así. Mejor saberlo desde un principio.
Estás bien de nuevo, o eso parece. Bien, cómodo, acomodado, temeroso de romper algo que todos piensan que es perfecto. Ni sientes ni padeces. También en otras facetas todo está controlado, todas las decisiones son inmaculadas.
Son dos vidas unidas, pero paralelas, cuando deberían ser perpendiculares.
Entonces la luz trae consigo otra cosa. Una ayuda en tu vida. La ruptura definitiva con lo que era tu vida. Otro nivel, un terremoto, un huracán, que tiene la grandeza de dejar como estaban los niveles inferiores, y al mismo tiempo dejar bien claro que es... Eso. Otra categoría, algo diferente y probablemente único. Un tren al que hay que subirse en marcha, porque nunca parará. Porque va detrás de lo que ansía, porque sabe que lo alcanzará. Porque alcanzará todo lo que se proponga. Incluído a mí.

¿Me seguirás arrancando sonrisas?