041202, 18:05 h.
Generación X, Douglas Coupland:
Me despierto hacia las cinco y media de la mañana. Los tres estamos tumbados encima de la cama donde nos quedamos dormidos. Los perros dormitan en el suelo cerca de las ascuas casi muertas. Fuera sólo se ve un indicio de luz, las adelfas no respiran y las palomas no zurean. Huelo el cálido dióxido de carbono del sueño y a sitio cerrado.
Estas criaturas de aquí, que están en esta habitación conmigo, son las criaturas que quiero y que me quieren. Juntos nos sentimos como si fuéramos un jardín extraño y prohibido. Me siento tan feliz que podría morir. Si pudiera, haría que este momento durase toda la vida.
Me vuelvo a dormir.( p 186 )
“Creo firmemente-dijo Dag una vez, al principio, hace meses-, que todo el mundo tiene un secreto profundo y oscuro que jamás revelará a nadie mientras viva. Ni a su mujer, ni a su marido, ni a su amante, ni a su confesor, nunca.
Yo tengo mi secreto. Vosotros tenéis el vuestro. Sí, lo tenéis... lo noto en cómo sonreís. Ahora estáis pensando en ese secreto. Venga, escupidlo. ¿ Cuál es? ¿ Te lo hiciste con tu hermana? ¿ Te la meneaste en grupo? ¿ Probaste la caca para ver a qué sabía? ¿ Te acostaste con un desconocido y te apetece acostarte con más? ¿ Traicionaste a un amigo? Contádmelo. Estáis en disposición de ayudarme y ni siquiera os dais cuenta. “ ( p 30 )
Todos mis amigos se han casado y están aburridos y deprimidos; o siguen solteros y están aburridos o deprimidos; o se han ido de la ciudad para evitar el aburrimiento y la depresión. Y algunos de ellos se han comprado casas, lo que desde el punto de vista de la personalidad tiene que ser el beso de la muerte. Cuando alguien te dice que se ha comprado una casa, es como si te dijera que ya no tiene personalidad. Uno puede suponer de inmediato muchas cosas: que está atado a un trabajo que aborrece, que se ha arruinado, que pasa todas las noches viendo vídeos, que pesa diez kilos de más, que ya no presta atención a las nuevas ideas. Lo que es inmensamente deprimente. Y lo peor de todo es que a esas personas ni siquiera les gustan las casas en las que viven, y los escasos momentos de felicidad que tienen son aquellos en los que sueñan que se van a cambiar a casas mejores. ( p 202 )
Crisis de los veinticinco años: Período de hundimiento mental que se produce después de los veinte años, normalmente provocado por la incapacidad para vivir fuera del mundo de la enseñanza o de los ambientes estructurados, acompañado del descubrimiento de la propia soledad en el mundo, A menudo supone la iniciación en el ritual del consumo de fármacos. ( p 48 )
Hay algo silencioso y triste en perder la juventud; la juventud es, como dice Deirdre, un triste perfume evocador creado por muchos olores dispersos. ( p 191 )
Shin jin rui: Ser humano nuevo. ( p 85 )
-[...] Cuando hayas muerto, te hayan enterrado y andes flotando por ese sitio al que iremos todos, ¿cuál va a ser tu mejor recuerdo de la Tierra?
-¿Qué quieres decir? No lo cojo.
- Que cuál es el momento que para ti define lo que es vivir en este planeta. ¿Qué te vas a llevar?
Hay un silencio. Tobías no entiende la cuestión y, finalmente, yo tampoco. Ella continúa:
- Las falsas experiencias yuppies por las que has pagado, como el piragüismo en aguas bravas o pasear en elefante en Tailandia, no cuentan. Quiero que me hables de un momento de tu vida que demuestre que estás vivo de verdad. ( p 131 )