martes, noviembre 23, 2004

Tengo que hacer algún comentario sobre el tema de la dichosa pancartita.
En temas de sentimientos o identidades nacionales... A pesar de que me parecen una pollada a estas alturas de la Historia, supongo que es algo muy personal de cada uno, y que es capaz de herir sensibilidades. Es por eso que no se puede incluir a gente que no quiere ser incluida dentro de afirmaciones tan dogmáticas. Catalonia is not Spain. Lo que tenían que haber hecho los firmantes de la pancarta es… haberla firmado. CDC, CiU, ERC, o quien sea. Si lo vi bien, no iba firmada por nadie.
Después, si nos remontamos a abril del año pasado, cuando el Barça visita el Bernabéu, los dos equipos salen portando una pancarta del Fórum de las Culturas de Barcelona. Ningún problema. El otro día la idea era salir con una pancarta de apoyo a la candidatura olímpica de Madrid 2012. La Policía se negó a ello, bajo pretexto de no querer incitar a la violencia en el campo. ¿Se duda de la tolerancia de la afición barcelonesa, catalana, gentes de esa ciudad tan cosmopolita, europea, abierta, tolerante (o al menos esa es la visión que se tiene fuera)? ¿Por qué no salió esa pancarta? Sí que salió la otra, con un primer plano de más de 10 segundos nada más empezar la retransmisión para más de 80 países, gracias a la televisión autonómica. La otra no se vio.
Catalonia is not Spain. Ojalá. Una liga con el Europa, Espanyol, Terrassa, Hospitalet, Gramanet… Me añadiría un toque de glamour, eso de vivir en el extranjero... Si no quieren nada de los españoles, que no acepten la pasta del resto de los españoles… Etc etc.

miércoles, noviembre 10, 2004

Hoy tengo uno de esos días misóginos.
Resulta que necesito comprar algodón, y me voy al supermercado a buscar uno de esos típicos paquetes con la masa de algodón, de la que se va arrancando cada vez que se necesita. 15 minutos buscando el puto algodón... Ahora, eso sí, si hubiera necesitado unos tampones, unas compresas, unas cremas hidratantes, unas toallitas desmaquilladoras, ah, entonces ningún problema, en la sección donde debería estar el algodón se pueden encontrar compresas con alas, sin alas, extragrandes, de tanga, flujo normal, regular, poco, mucho, muchísimo, para los primeros días, para los últimos, tampones con hilito, sin hilito, grandes, pequeños, largos, cortos, cajas de 15, de 10, con perfume, toallitas con crema X, con aloe vera, con forma cuadrada, rectangular, redonda, con doble capa... ¿Y EL PUTO ALGODÓN? Al final, después de mucho buscar y rebuscar he encontrado algo parecido... Unos “discos” desmaquilladores hechos, según pone, de 100% algodón... Porque claro, toda persona que vaya a necesitar algodón, lo necesitará para desmaquillarse... ¿QUÉ HA SIDO DEL ALGODÓN DE TODA LA VIDA? Este país se va a la puta mierda.
Cambiando de tema, el otro día vi en la tele algo del programa de la súperprogre Julita Otero, que resulta que invitaba a su mesita cerecera a 4 popes femeninas de la radio, a saber, Gemma Nierga, Olga Viza, Conchita García Campoy y ¡ah! Sorpresa, Sorpresa, Isabel Gemio. Todas de un talante muy de izquierdas, una tertulia muy muy plural, con todas las ideologías representadas... En esto que entra Javichu Bardem, justo cuando uno pensaba que no se podía girar más a la izquierda casposa (sí, aquel que decía que esto nos pasa por un gobierno facha... Qué bien se está saliendo en programas de prime-time, ¿eh?). Entonces las 5 señoras se convierten en 5 lobas, por no decir frescas, todas de un putón verbenero subidísimo, sólo faltaba Arancha Bonete. Como perras en celo con el gallo Bardem dominando el gallinero. Y entonces uno se pregunta: Pongamos que, como decía Monegal esta noche, hubieran sido Gabilondo, Del Olmo, Carlos Herrera. Entra como última invitada Paz Vega, por poner otro ejemplo, y todos los periodistas masculinos se ponen a tirarle los trastos y a decirle impertinencias a la chica sureña. Machistas, maleducados, soeces, denigrando a la mujer a un objeto, etc, eso es lo que habrían dicho las feministas (feministras) y las progres de turno, pero ah, si lo hacen ellas, es que hay que dejarlas expresarse después de 20 siglos de dominación machista. Yo me cago en esos ideales.

viernes, noviembre 05, 2004

Barcelona, 031104
23:34 h
Suena Blame it on my youth, de Brad Mehldau Trio

Interesantes esas clases de teoría de la interpretación. Al menos dan qué pensar, que ya es bastante... Hace unas cuantas semanas salió en clase un tema que me hizo reflexionar... La edad media de los asistentes a conciertos de música clásica continúa subiendo... Esa es una de las grandes mentiras acerca de este tipo de música. La edad media se ha mantenido muy alta durante los últimos 50 años, o más. Es un hecho. Se comentó en clase que eso podría ser debido a que la música denominada clásica se ha mantenido anquilosada en unos clichés estéticos que la hacen impenetrable para una gran mayoría de la audiencia potencial, sobre todo en una sociedad como es la actual, más visual que otra cosa. Se prefiere ir a ver un concierto de jazz o de pop, porque es mucho más “cómodo” escuchar música que puede ser también de calidad mientras se toma un pelotazo y se charla con los amigos. Otra tontería más, que sólo puede afirmar quien no ha estado nunca en algún concierto de música “popular”, como por ejemplo de Nirvana, Rage Against the Machine, en los que lo más importante es no morir pisoteado bajo la joven multitud. Muy cómodo todo, sí señor. Prefiero que me den mil calambres sentado en alguna silla de madera del Auditorio de Bayreuth.
La gente que va a un concierto lo hace principalmente por lo que se le ofrece en el escenario, no por si es más o menos cómodo. La gente más joven es espectadora de conciertos de música popular porque les atrae el mensaje que se emite, porque entiende ese mensaje. ¿Hay que acercar la música clásica a los criterios de carácter visual que predominan hoy? ¿Por qué predominan esos criterios? Los parámetros comerciales mandan, y es más fácil de vender un artista por su imagen que por el talento que posea. Lo visual manda y sobresale porque vende. Sin más. Pensemos en un escenario visual para la música clásica: Enseñemos a Brad Pitt o a un pibón de peli porno a tocar la integral de conciertos de piano de Mozart. Pongamos un DJ en el escenario para que vaya haciendo sus polladas habituales mientras la orquesta se deja los huevos tocando la tercera de Mahler. Pongámosles micrófonos a los instrumentos de cuerda, para que el hortera de turno pueda intentar ligarse a su amiguita mientras se hace intelectual llevándola a un concierto de Rachmaninov...
El hándicap de la música clásica es otro. La música popular parte con ventaja, porque juega con dos posibilidades más: el mensaje verbal y la imagen, que van intrínsecamente unidos.
La imagen: ¿Por qué venden intérpretes tan dudosillos como Bisbal, Bustamante, Bon Jovi, etc? ¿Por qué gente como Kiss, Guns ‘n’ Roses tiene un público joven tan fiel? La imagen de chico bueno, macizo, romántico, agresivo, malote, etc, selecciona de una manera radical a su público, manipula de tal manera que lo visual se convierte en primordial. ¿Alguien se imagina a Kiss vendiendo tanto sin la cara pintada? ¿O a Luis Miguel sin el traje de chuloperras? Volvamos a nuestro escenario de música clásica comercial: Pintemos las caras del Cuarteto Emerson. Vistamos a la Orquesta del Concertgebouw con chupas de cuero, que se dejen greñas, pantacas ajustados, etc. Se convierte de nuevo en algo grotesco.
Lenguaje verbal: La imagen va asociada a lo que el artista de la música popular quiere vender, y esta asociación se da gracias al mensaje que sus “creaciones” o “interpretaciones” transmiten, principalmente mediante el lenguaje verbal, que es accesible a bolsillos de todo tipo. El traje de Luis Miguel asociado a sus letras empalagosas, el look de pelo largo y pendientes asociado a letras salvajes, pendencieras, etc, en los grupos de heavy, las letras de hortera-con-novia-cajera-del-caprabo de David Bisbal asociadas a su look de chulo de fiesta de pueblo, etc. Nadie aceptaría a Luis Miguel subiendo al escenario con su traje y su cara de niño bueno, si cantara temas como los de Slipknot. Es un binomio perfecto, imagen y lenguaje verbal, porque lo entiende hasta el más analfabeto, joven o viejo. De vuelta al escenario clásico... LA imagen en la música clásica podría ir perfectamente unida al mensaje que transmite cada intérprete, o cada compositor... Muchos compositores o intérpretes son capaces de mostrar todos los sentimientos y todas las actitudes que reflejan los artistas populares: amor, desamor, muerte, paisajes oscuros, alegría, etc... Sólo que todo se expresa mediante el lenguaje musical, mediante los sonidos... Y es un lenguaje más rico y complejo que el verbal, no es de asociación inmediata con el significado... Pero simplemente porque no se educa a las personas para que entiendan ese lenguaje. Es más sencillo entender cuando se habla de corazón latino, de si te quiero o te dejo de querer, uno más uno son siete, qué fácil es ser feliz, por la raja de tu falda me metí un piñazo, etc, que entender el significado general o concreto de un acorde de séptima disminuida o de cualquier otra disonancia, de la dominante, tónica... Lenguaje musical...