miércoles, septiembre 27, 2006

Por muchas siestas madrileñas...

Gracias por estar ahí siempre.
Por reconstruirme cuando me derrumbo (últimament, molt sovint... Massa sovint...).
Por ser más fuerte que yo tantas veces.
Por la ayuda incondicional.
Por ser como eres.
Todo esto pasará, y quedaremos...

jueves, septiembre 21, 2006

No entiendo...

Nunca entendí por qué lo del Prestige fue una mala gestión política, y lo de los incendios del verano 2006 fue una "trama" de algún delincuente...

Ahora tampoco entiendo por qué tantas ganas de tapar hechos, cuando todos sabemos que la hipótesis de la implicación de ETA sólo puede ser sostenida por fachillas conspiradores...

Todo lo que se crea

Hoy nos sentimos algo filosóficos desde Planeta Chano, y reproducimos, traducidos de la mejor manera que hemos podido, dos pasajes de las notas de los libretos de dos CDs de jazz, "Kind of Blue" de Miles Davis (notas de Bill Evans) y "Places" de Brad Mehldau (notas del propio artista). Ambas giran en torno a la importancia del acto creativo y creador:

"Existe un arte visual japonés en el que el artista se ve forzado a ser espontáneo. Debe pintar en un pergamino estrecho con un pincel especial, con pintura negra, de manera que un trazo antinatural o interrumpido destruiría la línea o rompería el pergamino. Es imposible borrar o rectificar nada. Estos artistas deben practicar una disciplina particular, la de permitir que la idea se exprese en comunicación con la mano, de modo directo, sin que la deliberación pueda interferir.

Las pinturas resultantes no contienen composiciones o texturas tan complejas como las de las pinturas "ordinarias", pero se dice que aquellos que son capaces de "ver" más allá pueden encontrar algo que escapa a cualquier explicación.
Esta convicción de que el "acto directo" es la reflexión más significativa ha provocado la evolución de las disciplinas extremadamente severas y únicas del jazz o del músico "improvisador."

Bill Evans, en las Liner Notes de Kind of Blue.

"La añoranza por una autenticidad perdida, o el rechazo derrotista ante su posibilidad, son dos caras de la misma moneda. Ambas surgen de una fe nociva en la información, una fe nociva que significa una falsa creencia en el poder de la información, y la negación del conocimiento que uno mismo puede poseer de algo más allá o fuera de esa información. O, debería decir, debajo de ella. La información puede actuar como una especie de matriz, un dispositivo bloqueador. Puede bloquear nuestra habilidad de ver y sentir lo Sublime. Un texto, o los unos y ceros de un CD, o cualquier información, no es nada en sí mismo. Lo Sublime es experiencial.[...] La experiencia es un aquí y ahora, que deja una huella en tu memoria precisamente por su inmediatez efímera. La supuesta importancia-o peligrosa falta de fiabilidad-del texto forma parte de una dialéctica antigua y constante en el pensamiento occidental, desde los diálogos de Sócrates a las deconstrucciones de Derrida. Llevó a un proto-romántico como Goethe [...] a proclamar: "En el inicio fue el acto". La información hereda la tendencia de agarrarnos frente al texto, algo que Goethe identificó como potencialmente tiránico. La tiranía vendría de la anterioridad del texto. Vino antes de nosotros. Escrito en piedra, el texto tiene un poder autoritario. Nos presentamos frente a él, pactamos con él, porque nos da la seguridad reconfortante de una constancia frente a nuestra propia fugacidad (¡esto incluye los textos musicales!). Goethe dio con algo que está en el propio núcleo del Romanticismo. Identificó el poder humano de la imaginación como anterior al texto, intercambiando el huevo y la gallina. Según esta nueva formulación, la creación activa del texto se coloca por encima del resultado final. Esta inversión no es menos relevante hoy de lo que lo fue hace 200 años. En un tiempo en donde todo aparece poco original, es importante recordar lo que todo acto creativo es: un brinco, un empujón autopropulsado que se sale de la historia, [...]. Cuando observamos la matriz de la información, vemos la apariencia externa de la anterioridad textual. Está todo ahí, ya grabado."

Brad Mehldau, en las Liner Notes de "Places".

martes, septiembre 19, 2006

Algo de política

Después de algún tiempo, vuelvo algo más combativo. No sé por qué.

Copio la traducción al castellano de un texto de Josep M. Fábregas, publicado originalmente en su blog en catalán. La traducción, a su vez, fue publicada en el blog de Asshur.

Manifiesto anti-progre

Por qué ya no soy "progre"




"Quién no es revolucionario a los 18 años no tiene corazón, pero quién continua siendolo a los 40 no tiene cerebro" (Lord Acton)



1- Porque, pese a la caída del muro de Berlín, los "progres" siguen sin hacer pública la más mínima autocrítica, paralizados por la cobardía de quedar huérfanos de certeza. Porque continúan anclados en la "revolución pendiente" e instalados en la amnesia, al ignorar los millones de víctimas causados por su propia ideología. Porque su conservadurismo les hace mantener inalterables los principios ideológicos que asumieron cuando la evidencia de la dictadura franquista les llevo, por primera y última vez, a cambiar de manera de pensar.



2- Porque no creo en los derechos colectivos, que son la gran coartada ideológica de los que siempre encuentran una razón para someter o inmolar al individuo, a la persona concreta de carne y hueso, en el altar mayestático y redentor de la tribu, la patria, la nación, la raza, el sexo o la clase social.



3- Porque la historia no tiene significado ni leyes que la puedan hacer previsible. Cuando más libre es el mundo, menos previsible se vuelve, y más se escapa a la planificación y la tutela de los gobiernos dirigistas. Los órdenes espontáneos, surgidos de la evolución humana y de sus instituciones, son más sólidos y "racionales" que las utopías constructivistas.



4- Porque el valor fundamental de la vida humana es la libertad, sin la cual no puede haber ni responsabilidad ni justicia. Porque la planificación de la vida económica y social es incompatible con la libertad personal, como ha demostrado el fracaso estrepitoso del comunismo. Porque el mercado es la democracia económica, mientras que la planificación es la dictadura de la miseria igualitaria. Porque la propiedad de los medios de producción de bienes y servicios - tan atacada por la izquierda- se justifica de raíz por su capacidad de generar abundancia, mientras que la propiedad intelectual -tan defendida, paradójicamente por la misma izquierda- es la propiedad más discutible, porque crea monopolios y mantiene la escasez.



5- Porque sin seguridad, sin instituciones que la garanticen, la libertad no es posible. La inaprehensible naturaleza humana parece estar más cerca de Hobbes que de Rosseau. Ni es la "sociedad" la que corrompe, ni la persona es una "tábula rasa" que se puede manipular en nombre de cualquier mercadería ideológica.



6- Porque la democracia no es un fin sino un medio para cambiar los gobiernos sin violencia. Como advertía Alexis de Tocqueville, tener la mayoría no significa tener la razón, ni autoriza al gobierno a limitar los derechos de las minorías o a modificar las reglas de juego que están vinculadas al ejercicio de los derechos fundamentales. La democracia legitima el acceso al gobierno, pero no los actos que ésta ejecuta. Romper las instituciones democráticas desde dentro - Hitler, Allende, Chávez,...- no es más legítimo que hacerlo desde fuera, a través de un golpe de estado o una revolución violenta.



7- Porque las instituciones de las democracias liberales se fundamentan en el escepticismo epistemológico, o dicho de otra manera, en la ignorancia voluntaria de la verdad, contrariamente a las utopías racionalistas, que a imagen y semejanza de la teología, pretenden imponer al conjunto de la sociedad la verdad revelada o científicamente demostrada. La ignorancia de la verdad se fundamenta en la evidencia de que las personas siempre pensaron distinto, y tenemos diversidad de creencias -políticas, económicas, morales o religiosas- sobre como hemos de vivir o buscar la felicidad. La misión de los gobiernos es garantizar de manera imparcial las reglas de juego para que nadie imponga sobre otro su "verdad", su modelo de vida, y permita que todo el mundo pueda vivir, en la medida de lo posible, según sus convicciones. Esto implica una concepción procedimental y no teleológica de la resolución de los conflictos y convierte la libertad formal en la única libertad real.



8- Porque no comparto el perpetuo malestar de muchos intelectuales respecto de la cultura de la libertad en la que viven y de la que viven, mientras que no esconden su satisfacción, al mismo tiempo, de defender por activa y pasiva cualquier dictadura si de esta manera se ataca a los gobiernos de los países democráticos y especialmente los Estados Unidos. Como decía Albert Camus, si la historia de los últimos cien años esta tan manchada de sangre es "porque la inteligencia europea, traicionando su herencia y su vocación, eligió la desmesura por su amor al patetismo y la exaltación".



9- Porque soy pacífico y no pacifista. Porque creo que mientras haya dictaduras el desarme unilateral es suicida. Porque es un engaño que se denominen pacifistas personas que siempre han creído en la violencia revolucionaria y que han justificado durante muchos años las dictaduras comunistas, hasta que la evidencia les ha hecho enmudecer, pero no cambiar de opinión. Porque me rebela que haya pacifistas que "comprenden" el terrorismo de ETA, cuando es precisamente en un contexto democrático cuando la violencia política no tiene nunca justificación. Porque no entiendo el denominado pacifismo de los que son capaces de hacer la mayor manifestación mundial contra una guerra que aun no ha empezado, pero son incapaces de mover un dedo por las guerras realmente existentes, desde Chechenía al Africa subsahariana. Porque, mientras haya dictadores, la única manera de evitar el genocidio y de defender la vida de las personas y su libertad es demostrar que se está dispuesto, si es necesario a luchar para garantizarlas. Como decían los romanos "si vis pacem, para bellum".



10- Porque creo que la revolución no es la solución sino el problema, como muy bien explica Mario Vargas Llosa en su reflexión sobre el "Che" Guevara: “Su teoría del «foco», esa punta de lanza móvil y heroica cuyos golpes irían creando las condiciones para la revolución, no funcionó en ninguna parte y sirvió, sí, en América Latina, para que millares de jóvenes que la adoptaron y pretendieron materializarla se sacrificaran trágicamente y abrieran la puerta de sus países a despiadadas tiranías militares. Su ejemplo y sus ideas contribuyeron más que nada a desprestigiar la cultura democrática y a arraigar en universidades, sindicatos y partidos políticos del Tercer Mundo el desprecio de las elecciones, del pluralismo, de las libertades formales, de la tolerancia, de los derechos humanos, como incompatibles con la auténtica justicia social. Ello retrasó por lo menos dos decenios la modernización política de los países latinoamericanos”.



11- Porque he dejado de creer en la grandilocuencia de la utopía para descubrir la modestia de la esperanza. Porque no creo ni en el cielo de los curas ni en el paraíso de los guerrilleros. Como escribía Octavio Paz: “Desde fines del siglo XVIII hemos vivido el mito de la Revolución, como los hombres de los primeros siglos cristianos vivieron el mito del fin del mundo y la inminente vuelta de Cristo. (..) El culto a la revolución es una de las expresiones de la desmesura moderna. (..) Le pedimos a la revolución lo que los antiguos pedían a las religiones: salvación, paraíso. Nuestra época depobló el cielo de dioses y ángeles, pero heredó del cristianismo la antigua promesa de cambiar al hombre. (..) Se creyó que la revolución, convertida en ciencia universal, sería la llave de la historia, el sésamo que abriría las puertas de la cárcel en que los hombres han vivido desde los orígenes. Ahora sabemos que esa llave no ha abierto ninguna prisión: ha cerrado muchas”.